jueves, 15 de marzo de 2012

Septiembre II

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El acecho de un tigre
que sella el movimiento.
Nada falta, nada sobra.
Las hojas perfectas
se suceden una tras otra
en el ramaje de la imaginación.
Y el suelo que pisas tan real y tan sobrio
sacudiendo todo intento de simetría.
Sus patas posadas sobre otra peña,
su zarpazo desgarrando otro pecho
sólo plantarían la ausencia.
Esta es la peña, este es el pecho
-te dices en la noche de tu desolación-
pero nadie te nutrió de coraje
para este día que te toca vivir;
tan solo bajó un ángel negro
para colocar la rosa desbordada
en el núcleo de la luz.


¡Buenas!, en esta ocasión les traigo la ilustración que hice correspondiendo al poema de un compañero y amigo mío. Me gustó desarrollar este trabajo, sobre todo por el hecho de que no suelo hacer este tipo de ilustraciones, un poco mas abstractas y profundas en cuanto a significado. 
Muchas gracias Santiago Hernandez Aparicio por darme esta oportunidad, y espero que se pueda volver a dar.

¡Saludos!

1 comentario:

  1. Es maravilloso el poema... Felicitaciones Santi!!! y la ilustración acompaña genialmente...
    Felicitaciones Luisma!!!

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